Sin duda alguna que
la pandemia que azota este 2020 nos ha puesto de cabeza a todos (o mejor dicho
de rodillas) porque creo que nadie jamás se imaginó el giro que esto iba a
tomar y no quiero comentar las estadísticas actuales a nivel mundial (porque
cada país carga con su cruz) que son un drama infernal que creo que los que
vivimos hasta la fecha nunca nos imaginamos ver. Pero una cosa es ser
espectador y otra, vivir las cosas muy de cerca o hasta en carne propia.
Hace
dos años dejé mi querida Tegucigalpa sacrificando todo y me duele mucho ver que ahora es el
epicentro de la enfermedad en Honduras. Hace dos años cuando la dejé pasé tres
meses sin cable y sin internet debido a la mudanza (reto a que un autor pase por esto a ver si se
aguanta) y hace un año viví mi propia oscuridad personal; se me daña mi querido
CPU donde tenía todo mi mundo y mi trabajo y creí morirme, (reto a que un autor
pase por esto) viví la peor desesperación pero evité caer en depre porque eso
me haría más daño. Resulta que no tuvo arreglo el aparato pero gracias a Dios
el problema no fue el disco así que pude sacar todo lo que se podía rescatar, (me
hice de una cuestión como disco USB y allí metí todo) y eso me salvó un poco
pero seguía sin tener CPU así que con sacrificio pude hacerme de otro aunque
sentí que la tienda donde lo adquirí me estafó (esa es otra historia) en fin,
no es fácil trabajar en un CPU (nuevo/usado no tengo claro) que para colmo el Windows
10 por el que pagué aparte la activación, al poco tiempo se desactivó sin que
el bendito técnico que me atendió (y me mintió) me solucione esto hasta la
fecha. Apenas y me instaló ciertos programas y otros no, el caso es que no
tengo la misma facilidad para escribir y publicar como la que tenía antes. (Los
programas anteriores que tengo en sus discos no se pueden instalar y ese es un
dolor de cabeza) Para colmo no tengo antivirus por eso no puedo hacer ninguna
descarga ni tener programas ajenos (de la red) para evitarme dolores de cabeza (las imágenes que uso son porque ya las tengo.) El caso es que el año pasado fue un año malo para mí en lo personal por este
motivo y pasé más tiempo desconectada que conectada, primero en Mayo, Junio y Julio
y luego en Noviembre, Diciembre y Enero, (reto a que un autor soporte esto) Ah
y para colmo también sin móvil, (si, prueben a ver si aguantan) es que fue un
año del carajo para mí, algo así como una conspiración directa en mi contra.
Pero lo superé, a
medias creo yo pero sigo de pie, porque que feo es que tengas tantos proyectos en
los que trabajar y a tu única máquina le dé el patatus. (Pasen por algo así y
luego me cuentan si se quisieron morir o no)
Y por eso mi más
reciente publicación “Diana” se quedó en “stand by” (otra vez y llegué a pensar
en que no debía publicarla) pero llegó su tiempo y lo logré, me dediqué por
entero a pulir el manuscrito en papel mientras estaba sin compu y eso logró
distraerme ese tiempo de oscuridad para cuando tuve la máquina, trabajar luego
en el archivo que ya tenía adelantado y dedicarme de lleno a la historia, a una
que recién vio la luz y por fin está publicada. (Valoren eso por favor, ustedes
no tienen idea de las que pasamos para entregar un libro y no es justo que nos
ignoren, leer, comentar y calificar no te cuesta nada y nosotros te agradecemos
tu tiempo, luego no se quejen si el autor decide no seguir con la continuación de los libros.)
Sin embargo, el
azote que hemos recibido este 2020 como dije nadie se lo imaginó y todas las
empresas, grandes, medianas y pequeñas se han visto afectadas, así como los
empleos porque esta enfermedad vino a acabar con todo y como dije, a poner al
mundo de rodillas.
Y los escritores no
somos la excepción, los libros digitales se siguen vendiendo pero creo que no
como antes y los de papel… pues parece que la producción impresa también ha
disminuido y más por la distribución, ya que muchos países han cerrado sus
fronteras y ese es otro lío. Se ha llegado el momento de priorizar los gastos y
obvio, lo primordial son dos cosas; comida y medicinas.
No quiero ahondar
sobre la calamidad que el covid está dejando porque es un drama de nunca acabar, "cuando lo positivo es negativo" jamás se pensó que algo “positivo” iba a ser “negativo” porque ahora las
personas positivas al virus las ataca la negatividad, la ansiedad, la depresión
y hasta el suicidio en una cadena de ataduras que sólo Dios puede romper y
librar. (Porque no le eches a Dios la culpa de lo que hace el hombre en su
orgullo, autosuficiencia y provocación, esto es consecuencia del mismo hombre
pues entonces que asuma lo que sus actos acarrean)
Ser escritor en
este tiempo o mejor dicho, seguir siendo escritor no es fácil. El autor
necesita tranquilidad emocional, paz, inspiración, ¿y cómo lograrlo si las noticias
a nivel mundial acribillan recordándote lo que se está viviendo y el luto de
miles de familias y su calamidad por el hambre? Es imposible aislarse en ese
aspecto, de hecho muchos sufren este nuevo “estilo de vida” en donde se vive un
confinamiento total o parcial (según el país) yo ya lo sufrí, tenía un horario en
donde lo cumplía a cabalidad, mis salidas eran los fines de semana a hacer las
compras del supermercado para la siguiente y salíamos a pasear en familia a
algún mall, a comer pizza o a ir al cine o a la playa pero disfrutábamos el tiempo libre,
ahora no. Ahora toca salir según tu último número de identidad, en un horario
de ocho de la mañana a cinco de la tarde el día que te toque y si no lograste
hacer todas tus vueltas (porque es imposible) te fregaste y debes esperar salir
dentro de dos semanas otra vez. Ahora se sale a la calle bajo la gracia de
Dios, con mascarillas en la cara y pañuelos en el pelo y hacer un ritual de
regreso para evitar contagiar a alguien en donde te debes desnudar en la puerta
de tu casa, echar esa ropa en detergente y limpiar lo que trajiste (bolsas y víveres)
con un paño con cloro, luego correr a bañarte, desinfectarte toda y asear ese
piso por donde pasaste, lavar ropa, lavar zapatos, lavar verduras y frutas y ese
ajetreo te hace terminar súper agotado, más de lo que ya estás porque en Honduras
no hay transporte entonces toca caminar para ir a comprar el que no tiene carro. O sea, llegas cansado de la calle y te toca trabajar en ese ritual al llegar. ¿Creen que después de eso al menos yo voy a sentarme frente a un monitor? Ni de
chiste, después de todo eso me tomo una pastilla para el malestar de cabeza y
cuerpo, tomo mi café (indispensable) y me meto a la cama, ni leer en papel me
apetece, sólo quiero cerrar los ojos sin oír ni el sonido de una aguja caerse,
¿entiendes? Las cosas cambiaron, largas filas en los bancos y un tiempo mínimo
de compra en los supermercados estresa, ahora es cuando más se ama la cama, es
lo único que sé.
Pero ¿qué hago para
sobrellevar mi vida de escritora? Yo que soy obsesiva del tiempo y mis salidas
me ponen de mal humor porque ya el tiempo no es mío sino que debo acoplarme a
otro. Sigo imponiéndome un horario, uno donde escribo, uno donde hago
publicidad y uno mínimo en redes sociales. Aislarme del entorno (esa no es novedad,
de hecho lo único bueno de este confinamiento es el aislamiento social que
agradezco pero que nadie cumple) no ver muchas noticias (imposible cuando
tienes una madre que sólo quiere verlas y que mejor distraigo con películas o
sus novelas) pero esto es lo que hago:
*Sigue a rajatabla
el horario que te impongas: sí, sé disciplinado y ponte uno si
quieres seguir escribiendo, sé organizado y constante. Siempre lo he
dicho.
*Aléjate de los
noticieros; eso deprime más y corta de tajo tu concentración e inspiración,
en serio, no se trata de que seas indiferente a lo que pasa en el mundo, es imposible
no serlo pero si estás pendiente de noticias mientras escribes estás
fregado.
* Si eres
obsesivo como yo y te pican las manos por escribir esa idea que tienes rondándote
en la cabeza, entonces escribe en papel, no dejes todo a una máquina que
cuando le da el patatus puedes perder todo y allí si vas a desear morirte.
Escribir en papel a mí me ayuda muchísimo, tengo más papel que una tienda de
útiles escolares, casi todos mis libros han nacido así.
*Aíslate al
momento de escribir y escucha música: Sí, la música es la mejor terapia
para todo (claro que depende del tipo de música porque algunas a mí se
sacan a la madre de Grendel que llevo dentro o a Daenerys y me dan deseos de
calcinar todo, si es cierto, hay música que sacan el lado destructivo) según tu
gusto escúchala en la radio, en tu reproductor, en Spotify e incluso en el
televisor. Hay sistemas de cable que tienen buenos canales de música por géneros,
a mí me encantan y no te distraen porque no son videos como los de Youtube sino
sólo la música que se reproduce, lo único que la pantalla te muestra es el álbum
y el artista, los recomiendo, especialmente si debes hacer la limpieza de la
casa.
*Cuando escribas
en el monitor desconecta el internet; eso te distrae y no vas a avanzar o
lo harás muy lento. Hazte un tiempo o dedica un día de la semana, (yo
generalmente lo hago el domingo) y en mi cuenta de Hootsuite programo las
publicaciones para fb, twitter e Instagram. Cuando escribas dedícate sólo a
eso, para las redes hay otro tiempo.
Estos son algunos
de mis consejos, esta es parte de mi burbuja, la verdad siempre los he hecho,
este tiempo de pandemia en lo personal no me ha cambiado mucho mi rutina
personal de escritura, lo único es ese lío de cuando toca salir que es un día
estresante y que obvio si me cambió la agenda pero por lo demás no siento tanto
cambio. Sin embargo sí lo hay para otros, en donde el estrés los agobia más, si
eres escritor en tiempos del covid y sientes perder tu horizonte y que estás
bloqueado, te animo a seguir mis consejos. Te lo digo yo como ejemplo que en
estos últimos meses he vivido de cerca dos casos en personas muy cercanas, a
uno la suposición quebranta y al que ya es positivo, el negativismo y el terror
también quebranta. Y también se quebranta el saberlo el pariente o el amigo porque
por desgracia con este enemigo invisible no se sabe cómo actuará o si ya se
tienen los días contados. Es un terror espantoso que te quita hasta el 50% de
concentración pero aún así, sigue escribiendo, de enojo, de dolor, de
frustración, escribe todas tus emociones porque no todo es alegría ni ser
felices para siempre. En medio de esta calamidad —de la que mi familia puede
dar fe— yo seguí, gracias a las oraciones de muchos que me dio paz y más confianza
en Dios.
Traté de concentrarme en la edición de Diana (mi más reciente libro
publicado) y así mismo nació un relato que me ha servido de refugio y en el que
sigo trabajando. Ya lo terminé de escribir en papel (quise hacer un reto de
escribir en un mes) y ahora sólo debo pasarlo al Word, es algo que estoy
compartiendo por capítulos en Booknet así que espero les guste, hasta el
momento a encantado (es romance erótico, más erótico que romance) y pues como
ven, si se quiere se puede.
Deja que tu mente siga siendo tuya, el 70% de las
afecciones en las personas proviene de lo que tanto piensan debido a la
preocupación y yo decidí controlarme, el estrés sigue pero hay que saber controlarlo
y no dejar que te controle. El escritor debe ser capaz de crear historias
en cualquier circunstancia porque ese es el talento. Aprovechar cada emoción es
una de las principales herramientas.
¿Y tú cómo pasas estos "tiempos de pandemia"? Reflexiona en este artículo.
https://itxabustillo.wixsite.com/itxabustillo
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