Se dice que esta semana que
acabó es dedicada al libro, no sólo por lo del 23 de Abril que celebra a
Cervantes y su Quijote sino también porque coincide con la muerte de
Shakespeare y de ahí que se denomine “día internacional del libro” y no sólo
del idioma. Pues bien, me había dado a la tarea de terminar una lectura que
tuve que dejar a medias y tomarme un respiro, no es que el libro esté mal como
lo hablo en otro artículo sobre los que he dejado, al contrario, no está tan
mal, es pasable la historia, engancha, se aprecian unos personajes pero otros
como que sobran porque se opacan o no sé si es por la trama del libro que el
autor quiso tejer, el caso es que lo había dejado y en estas últimas dos
semanas decidí retomar la lectura y terminarlo, lo que fue una hazaña pero al
menos debía conocer el final que para colmo me dejó un sabor agridulce (y eso
no me gusta ni como marinada en la carne) lo que me decepcionó un poco.
Para
no entrar en controversia no diré ni el nombre del autor (a) (que ya había
tenido la ocasión de leer) ni la editorial que lo respalda (que me deja
pensando un poco) pero lo que si tengo derecho es a protestar por lo que jamás
en mis años sobre esta tierra me había pasado ni había hecho con un libro (ni
siquiera con El Hobbit o la trilogía de El Señor de los Anillos, vale que ni
con Juego de Tronos y con eso ya les digo bastante) y es tener que valerme de
un diccionario de sinónimos para poder entender ese “enrevesado” lenguaje que
se utilizó, (algo que no me pasó con su libro anterior) ¿el autor o el editor?
Quien sabe pero tanta palabra “rara” en cada frase me hacía detenerme en la
lectura, buscar dicha palabra, subrayar lo más “entendible” y seguir leyendo,
¿creen que fue gracioso? Para nada y no es que se ignoren las palabras sino que
se duda del significado que se quiere decir en realidad, ¿han leído cosas así?
Es que hasta pesadillas tuve y no miento, esas “palabritas” me martillaban en
la mente a tal grado que no creo volver a leer ese libro por muy bueno que sea
de cierta manera, en serio me dio pesadillas y no era tanto la trama porque el
escritor (a) pudo haber sacado el mejor provecho para una paranormal o hasta de
terror, (sin embargo no lo hizo) tenía el tema perfecto y el escenario pero un
personaje masculino que para su profesión tipo “Robert Langdon” o “Indiana
Jones” me quedó debiendo pudiendo dar más con eso de parecer detective y
dedicarse a la investigación del caso que le ocupaba pero no me convenció y la
prota ni se diga, (yo rodando los ojos) la trama (con algunas cosas que no
cuadraron porque no se vuelven a mencionar entonces no sé qué ondas) no me
quedó claro en donde encajaba, dizque es de misterio y suspenso, con su romance
y erotismo (y este último muy repetitivo, demasiado, hastiado y cansino que no
venía tanta escena al caso, otro relleno más que sí pudieron no editar sino
eliminar porque no aportaba nada de nada, yo me las salté) y su toquecito de
historia que era lo que en realidad me llamaba la atención y salva en algo el
escrito, no sé si quisieron imitar a Dan Brown pero igual, con todo el teje y
maneje de unos personajes y luego de otros no fue eso lo que me daba las
pesadillas sino las dichosas “palabritas” que como digo me terminaron hartando
porque para colmo se repetían y repetían (en serio que me siento hasta
traumada.) La verdad no las conté pero se repetían a lo largo de todo el libro
y eso me hizo la lectura bastante pesada, ¡peor que los sufijos terminados en
“mente”! ¿Se imaginan? (Y lo digo por experiencia) ¿y el editor? A veces
terminaba de leer con dolor de cabeza y como dije, el final del que tenía mucha
expectativa no fue lo que deseaba leer, la acción se quedó a medias (basado en
lo que se supone fue todo el libro) ni el uno ni el otro fueron personajes con
fuerza (lo que sí sentí en los secundarios) de por si antes de la mitad del
libro ya se podían deducir muchas cosas que no me extrañaron al final, hubo
algo que sí al terminar el libro me descolocó en un diálogo que mejor ni lo
recuerdo, ¡¿Cuándo se dejará ese tema por Dios?! Me siento como cuando Gastón
dizque quiere ayudar a Maurice a encontrar a Bella y como el señor insiste con
lo de la Bestia entonces Gastón se harta y le dice: “Si dices Bestia otra vez juro que te llevo con los lobos” pues así
merito me siento, leo otro libro con la misma línea y lo descarto al instante,
ese detalle terminó de arruinar la trama, no fue nada original y es algo que personalmente
me está cansando en ciertas lecturas. En este momento les hablo como lectora,
obvio se trata de un autor (a) que ya tiene su nombre con varios libros
publicados, tiene un punto fuerte con su narrativa, atrapa, en serio te mete a
ese mundo que quiere llevarte con su ambientación pero me pregunto si su libro
“sin maquillar” sin pasar por eso que llaman “filtro” sería lo mismo porque
esas palabritas si fueron cambios del editor para que el libro se mirara más
“nice” y con más “caché” déjenme decirle que lo que logró –al menos en mí- fue
hacer una lectura infumable a pesar de su buen lenguaje, algo que a pesar de la
trama no me permite darle cinco estrellas y aún así pienso las cuatro pero es
que el trabajo del autor (su historia o lo que quiso contar) no merece tampoco
un tres y medio porque, a ver si nos entendemos, ¿por qué habiendo tanta
palabra sencilla, entendible, que pueda digerirse sin problemas y hacer una
lectura agradable insisten en arruinar una frase o diálogo? No se trata de ser
ignorantes, sino de dudar del significado que se quiso dar a lo dicho, ¿se
entiende? Creo que hay lenguajes exquisitos logrados en los libros, este lo tiene
pero ese detalle de los sinónimos le da un bajón a todo lo demás. Como autora
quienes me han leído conocen mi lenguaje a utilizar, especialmente en los libros de la saga, hay a quienes les guste pero a otros no. ¿Qué tiene de raro
utilizar un lenguaje formal? Les repito algo que muchos “lectores” refutan y es
“¿quién habla así?” o sea HELLOOOOOOO READERS, no sé en qué mundo viven, o en
qué ambiente pero hay algo que se llama “educación” y siempre es agradable
escuchar a alguien expresarse correctamente, escuchar una voz, un timbre y un
ritmo que capte tu atención, “una limpia articulación” como dicen en el bel
canto aunque no sea por ser “intelectual” ni por “estatus social” o su región
(conozco personas de bajos recursos con los que da gusto hablar como también
los conozco con dinero que parecen salidos de un “pijalito” como decía un tío)
pero es que yo al menos no soporto la gente mal hablada y no me refiero a que
no sepan hablar sino a que a cada tanto tiene que ir la boconada o palabrota encima, no digo que no se pueden decir (me costó
escribirlas en mi más recién libro) pero reconozcan que el nivel de educación
(si es que lo tienen) entonces se lo pasan como papel sanitario ya saben por dónde
(y más cuando se enojan) porque es algo natural en este tipo de gente que no se
puede esconder, (y tengo ejemplos clarísimos aquí en mi entorno) cada quien es
libre de hablar como le dé su real gana, ¿pero llevar esto también a un libro
cuando se trata de escribir? Puede ser real pero también de mal gusto y depende
de la historia que se quiera contar por eso hay lecturas que las evito, en
cambio leer algo más agradable da gusto, ¿por qué creen que se conoce a un
individuo por su manera de hablar? Porque es lo que ha leído, obvio en tu vida
cotidiana no vas a hablar como don Quijote y sus reflexiones, ni como los
personajes teatrales de Shakespeare, ni con el lenguaje de Sor Juana Inés o de
plano como Austen pero si de manera agradable y claro, que dé gusto escuchar y
leer y que se pueda entender aunque se esté en el siglo XXI así que volviendo a
esto de los sinónimos suplico encarecidamente a los autores y editores que por
favor dejen ya esas palabritas “que adornan” su texto, es que si quieren hacerlo
ver como el esplendor del barroco les sale –sin ánimos de ofender- como a feria
de pueblo con todo y el “currunchunchun”. Si quieres decir “orgullo u
orgulloso, o altivo o soberbio o arrogante o petulante o palabras así usa esas
mismas como mejor te plazca, así nada más, no escarbes a ver que más hay ya que
una de las palabras que más se repetía en este libro es por ejemplo
“pendenciero” junto a otras tantas que yo –después de esto- las voy a evitar a
toda costa porque esas pesadillas debo sacudírmelas como sea, vaya semana del
libro la que me tocó y tanto que me han señalado por mi lenguaje que gusto me
da saber que hay “peores” si se puede decir y si alguien así tiene
editor/editorial, ¿por qué yo no? Su historia no es mejor ni peor que las mías,
¿o es que las editoriales se inclinan ya para el otro lado?
Como autores hagamos de
nuestros textos algo agradable de leer y no me refiero tanto al error
ortográfico que se pueda colar (los independientes no contamos con “filtros”)
sino en que no “enmascaremos” nuestro escrito como si lo escribiera Cervantes,
una cosa es el lenguaje a utilizar pero otra, meter a cada tanto palabras
“decorativas” que terminan volviéndose un dolor de cabeza para el lector (como
me pasó a mí) porque no se concentra uno en la historia por tener que
preguntarse ¿qué quiso decir? Y recurrir de inmediato al diccionario para
entender y seguir con la lectura, esto jamás me había pasado y es una lástima
porque tiene frases que me gustaron y son dignas de resaltarse pero que por
desgracia –gracias a ese “maquillaje”- se opacó mi entusiasmo, como vuelvo a
decir esto no me había pasado con un libro y espero algún día –como decía el
gran Cantinflas- que tampoco me vuelva a pasar.
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