Hablaba la otra vez en otro artículo sobre lo que me obligaba a dejar la lectura de determinado libro pero como lectores
obsesionados sabemos que hay algo de mucho más peso que te grita que dejes ese
remedo de libro ya porque te sangran los ojos, ¿y qué es? Obviamente el exceso
de faltas ortográficas, esas que las encuentras en cada letra de por medio, palabras
que no sólo están mal escritas sino que se duda de lo que se quiso decir. Confusión
entre la B y la V, o la Ll y la Y, o la C y la S, o la G y la J, o de plano qué
lleva H y qué no, donde va el acento y donde no, excesos de adverbios con el
sufijo “mente” o verbos mal conjugados o tiempos verbales incoherentes, o mal estructuración en un simple
párrafo u oración o una interminable lista de sinónimos que no vienen al caso
ni para adornar pero si para confundir y bajarte una jaqueca. La gramática y la ortografía pueden ser
un dolor de cabeza, sin embargo para esto no sólo se debe de ayudar de un
diccionario sino que se debe estudiar al menos las reglas básicas del idioma
español para no pecar de ignorantes y tener ya una base (en la cabeza) para al
momento de escribir frente al monitor tratar de hacerlo de manera correcta.
Y es que leía hace poco, no recuerdo dónde que las
estadísticas de personas aún con grado universitario en cuanto a gramática y
ortografía se refiere son alarmantes porque a veces son incapaces de pasar con
promedio normal un simple test de español de primaria y eso es en definitiva
desalentador. Y qué más prueba hay que ver cómo algunas personas escriben en
las redes, eso si es para que te sangren los ojos. De hecho he visto a escritoras (y que se dicen
escritoras con tantos libros y miles de seguidores y bla, bla, bla) que cuando
postean algo se chorrean en las primeras palabras de lo que están comentando, (mal
escritas) entonces es ahí donde yo salgo de la duda; por sí sola el libro sería
un desastre, tuvo que ayudarse de un editor/corrector pagado de lo contrario no
canta ni los pollitos y sé que no me dejarán mentir en cuanto a esto. Pero como
es en la red se vale y no critican, lo imperdonable es en el libro, ¿no? pues
no, aquí el asunto debe ser parejo, si tiene faltas en la red es obvio que las
tendrá también en el libro. Hay autoras que auto-publicadas fueron una cosa y
con editorial son otra, conocí una que decía confundirse con la posición del guión
mayor y de hecho hay libros que los dichosos guiones son un verdadero desastre
y es que nadie es perfecto, los errores se pueden pasar sin que nos demos cuenta,
aun habiendo leído quinimil veces lo mismo, el problema es que esos errores se
convierten en “horrores” y el prestigio nuestro como escritores se va al
garete. ¿Y quién te lo dice? La voz de la experiencia.
Hay autores que les encanta hablar sobre el corrector de
Word, lo sugieren como el recurso del pobre que no puede pagarse un corrector,
de hecho lo recomiendan casi con sarcasmo (he leído así) y no quiero creer que
la burla tiene un propósito pero aconsejaría a un “escritor” que en vez de
burlarse del trabajo del “colega” mejor por privado le comente lo que no le
parece, obvio siempre con respeto y hacerle ver todos sus fallos, claro que
nunca falta quien se vaya a ofender pero si eres honesto más bien vas a
agradecer la ayuda porque en esta carrera toda ayuda es bienvenida.
Yo soy de las autoras que reconoce sus fallos, los he
tenido y muchos y algunos pensarán ¿cómo se atrevió a publicar así? Bueno, no
he sido la única y como errar es de humanos y rectificar de valientes yo
reconozco mis errores y gracias a esa experiencia es que puedo hablar y
comentar los conocimientos que he adquirido.
Uno de mis peores errores ha sido el abuso del adverbio con
el sufijo “mente” sí, es un horror, es tedioso, es lo peor que se puede
encontrar en la lectura al menos dos o tres veces en el mismo párrafo, y es que
por desgracia es parte de la cultura hablada. Si notan –al menos en Honduras-
es muy común hablar con este sufijo, lo hacen desde el campesino hasta el más
profesional, los periodistas abusan de ellos al momento de dar la noticia, yo
los he oído, es una forma de hablar y por ende también de escribir, pero es un
error que ya he corregido, que trataré de omitir y usaré lo menos posible en
mis futuras publicaciones.
También se me han pasado varias palabritas o por el
contrario me las he comido, pedir disculpas no me vale, me avergüenza pero
igual es algo en lo que trabajo constantemente para mejorar y ustedes pueden
pensar al ver errores así ¿y es que no lee lo que escribe? ¿o es que el Word no
se lo marca? Los errores por muy pequeños siempre se van a pasar, los he visto
hasta en libros de editorial, los he visto en esos que concursan y aún así
hasta quedan de finalistas y saben bien que tengo razón pero para ya no
extenderme en el tema e ir de a poco con esto de la gramática y la ortografía
en otros artículos, quiero presentarles un ejemplo.
Quienes nos dedicamos a escribir sabemos que el documento
Word debe de estar listo ya con las diferentes opciones de auto-correcciones
marcadas que el mismo documento provee, eso ni siquiera se debe mencionar,
¿pero qué pasa si no funcionan correctamente? A mí me ha dejado pasar muchos o me
sugiere cambios que no concuerdan, esto me pasa con el español de Honduras como
con el internacional de España, el asunto es el mismo y para muestra les pongo
este ejemplo de APS Minerva.
¿Lo ven? La primera
flecha muestra una marca azul y aquí lo que me sugiere es que no es “apagar”
sino “a pagar” por separado, ¿y acaso no es un error esto segundo? La segunda flecha en rojo marca lo que
está en inglés, ahí no hay problema, esto me pasa con la mayoría de los nombres
de mis personajes en todas mis novelas como también con los nombres de lugares,
como Bórdovar que obvio no aparece en ningún diccionario pero también me
aparece por ejemplo con Malibú y me sugiere quitar el acento. (Esto es porque
si la corrección está en español y la marca en inglés recordemos que es porque
el inglés no reconoce los acentos) La
tercera flecha que indica una línea verde lo que me sugiere es que separe
todo signo de interrogación o de admiración del guión y esto es muy cansino,
harta. Lo que más me marca en mi documento es esto y los nombres de personas y
lugares, ¿les pasa? Vean este ejemplo de la segunda foto:
Dice “concordancia en el grupo nominal” en la figura
izquierda y vean como en la derecha me marca el fragmento completo del libro,
¿les parece correcto? Las opciones del Word no me sirven, así como lo escribí
está bien, ¿no? Eso dije: “un vuelo
juntos, rumbo a la felicidad” ¿se entiende verdad? Lo que digo es que no se
puede confiar al 100% en este tipo de corrección, como tampoco hacerlo con los
correctores en línea porque ya he hecho la prueba y también me pasa los
errores, los he tenido a veces de género y número ¡y no me los marca! ¿Entonces
qué hacer? Lo único efectivo (y que igual puede fallar) es simplemente la
lectura, sí, leer y leer y volver a leer lo que has escrito, no hay de otra y
como sabemos esto es muy agotador pero lo cierto es que no se puede confiar en
auto-correctores porque siempre fallan y el que sea 100% efectivo que me lo
muestren aquí en los comentarios para probarlos luego y decir ¡prueba superada! Si es que se puede.
No es mi intención desacreditar el Word ya que es una
herramienta indispensable, seguramente el problema lo dé este del 2007 y ya el
del 2013 sea mucho mejor, no lo sé, pero lo que te aconsejo es no confiar en
que te va a corregir bien todo el documento, tampoco era mi intención bajarte
de la nube ni desanimarte en el trabajo que realizas pero esta es la cruda
verdad. El corrector de Word puede funcionar en un 60% que ya es algo, ayuda no
digo que no, pero no es 100% efectivo y menos lo son correctores “on line” (que
por curiosidad probé con fragmentos de mis libros) así que no te fíes de esto. Haz las pruebas, marca todo un documento y luego revísalo de manera automática, no sólo es cansado sino que estás propensa a desarrollar el mal del Túnel Carpiano y tu mano derecha sufrirá las consecuencias.
La única manera de saber si lo que has escrito está bien o mal es -como dije-
leyendo. Así que el revisar y revisar es el cuento de nunca acabar.