Imagen en vida de don Jorge y sus libros (permiso para compartir la foto) |
En lo personal el día 8 de Febrero es una fecha especial para mí pero este año se vio ensombrecido por la tristeza de una noticia inesperada. Muchos hondureños fuimos
golpeados el jueves por la tarde con la triste noticia de la muerte de una gran
persona e hijo literato de Honduras. Fueron más de 50 años de trayectoria con
la que cautivó a niños, jóvenes, adultos y ancianos, fue una persona respetable
y con una mente brillante por nuestro folklore y tradiciones, ícono de nuestra
cultura y con un don elocuente para hacerte vivir el terror ahora él mismo se
transforma en leyenda y así como titulaba su famosa columna escrita para un
diario de la capital “Déjenme decirles que…” hoy yo vengo a decirles desde mi
punto de vista lo que significó para mí una persona como lo fue, don Jorge
Montenegro porque el que jamás lo haya escuchado o no se le erizaran los pelos
con sus narraciones sencillamente no es hondureño.
Desde que tengo memoria
he escuchado el nombre de Jorge Montenegro o “Yorch” (George) Monteblack como
se le hacía llamar también, con su inconfundible voz era el invitado de las noches
en los hogares hondureños volviendo el ambiente tan tétrico que rara vez se
podía conciliar el sueño luego de escucharlo y mi casa no fue la excepción. Yo
crecí escuchando radio, a mi papá (quien laboró por años para diferentes
radios) le gustaba mucho escuchar su programa y no sé si era la cultura de la
época o el talento de don Jorge y el sonido de su voz pero a cualquier niño,
—incluyéndome— nos hacía ponerle toda la atención a lo que decía, cosa que con
seguridad jamás lograron nuestros maestros de escuela. Escuchar a don Jorge es
otro nivel y sumado al efecto fantasmal que le ponían al hablar en la radio era
como para que sintieras en la nuca que de verdad hablaba una voz de ultratumba
que como dije te erizaba todos los pelos, era su estilo, era su don, el talento
natural de un cuenta cuentos cuya narrativa obligaba a los demás a escucharlo,
sí señores, nadie podía resistir ese encanto sobrenatural y aunque no se
quisiera siempre se terminaba escuchando, ¿la curiosidad podía más que el mismo
miedo? Puede ser, era como si en ese momento cualquiera se sintiera seducido
por un genio que podía llevarte a donde quisiera, por ese halo misterioso que
te atraía a ese túnel, por una encarnación paranormal que sin problemas te
llevaba hasta los más escondidos recovecos de la imaginación. Don Jorge sólo
decía el título de la leyenda y empezando a narrar la primera frase ya atrapaba
la atención de la población hondureña, ¿habrá conocido él la magnitud del poder
que tenía? Imagino que sí, fue una persona muy reconocida, a su vez querida y
como dije, también respetada y tal era el miedo que su programa y persona
inspiraba que a veces se prefería no escuchar la radio o no conocerle
personalmente como le pasó a un primo mío que no tuvo el valor para hacerlo
hace una década atrás. Entre los religiosos no faltaba quien dijera que
escuchar esas historias en donde se mencionaba brujería, demonios y hasta
pactos satánicos o la presencia del mismo diablo era una puerta abierta para
que el mal y toda clase de maldiciones entrara a la casa, cada quien es libre
de decir y pensar lo que le parezca pero también entra en juego algo muy
importante que es el bien o el mal en el ser humano y eso se llama “sugestión”
el hipnotizar, el sentirse hechizado, la atracción hacia lo desconocido y una
vez conocido entonces viene la obsesión.
Escuchar a don Jorge no
era lo mismo que leerlo, fui maestra de folklore para un grupo de adolescentes
hace unos años y libros sobre leyendas hondureñas hay varios también de otros
autores, todos tienen un punto de vista sobre Duendes, Brujas, Cadejos, el
Hombre sin Cabeza, la Sucia y todo tipo de apariciones en diferentes regiones
del país, inclusive de personajes que una vez vivieron como los espectros que dicen que
hay en la antigua Casa Presidencial en pleno centro de Tegucigalpa pero lo
curioso —y como suele suceder— es que cada historia cambia por quien la cuenta,
los sucesos varían al momento de recopilarlos pero don “Yorch” tuvo la virtud
no sólo de darle su toque narrativo sino también el talento y la inventiva de
volverlos libreto (con diálogos) y eso era lo fascinante. Nuestra historia es
rica porque entre el mito y la realidad para quienes gustamos de este tipo de
cosas tendremos mucho material para degustar y aún más cuando se han vivido
experiencias propias que merecen ser contadas y aunque en el caso de don
“Yorch” que como escritor dejó varios libros, el gusto por su talento era de
manera auditiva o sea lo que se llama, “tradición oral” por la sencilla razón
de que Honduras —lastimosamente y por desgracia— no es un país de lectores,
entonces es más cómodo “escuchar” que “leer” aparte de que publicar un libro
aquí es como pedirle peras al Olmo. El estilo de don “Yorch” era siempre
sencillo, mantenía ese lenguaje típico catracho mencionando las cosas tal y
como eran con nuestras jergas y hasta sin pelos en la lengua cuando se
molestaba y de eso se trataba su columna en este diario, no era sobre
apariciones sino de su punto de vista sobre la cotidianidad hondureña que —con
humor— él gustaba de expresar. Lo que yo más esperaba leer era su sección de
los cuentos y leyendas en cierta revista mensual y gratuita de dicho periódico,
las cortaba y las iba guardando, fue allí donde leí sobre una mujer que se
convertía en serpiente en la ciudad de Danlí creo que en el siglo XIX o
principios del XX, también leí sobre unos túneles secretos que conectan la
catedral del centro de Tegucigalpa con la iglesia de Los Dolores y también
contó una vez sobre lo que las maldiciones de esas tales “cadenas” que antes
eran escritas y llegaban a las puertas de las casas podían acarrear y cosas por
el estilo. Leer a don “Yorch” o escucharlo es fascinante ¿y saben por qué? Por
lo mismo que dije arriba y es el estilo propio para contar las historias algo
que a mi parecer nadie más tendrá.
Mi mamá me cuenta que
ella también lo escuchaba, ella y mis tíos hacían ronda a la radio para no
perderse los cuentos y leyendas aunque luego no pudieran dormir del miedo. Para
colmo el retrete (como era costumbre en los pueblos) estaba afuera de la casa
así que era mejor mantener esas bacinicas bajo la cama porque luego de escuchar
a don “Yorch” nadie salía de la casa ni siquiera para caminar unos cortos
metros de vereda porque sentían que en las primeras de cambio alguien les iba a
tocar el hombro o iban a ver alguna sombra, o escuchar sonidos y que hasta el
más mísero gato que estuviera en el tejado no fuera algo normal y estuviera
allí para espiarlos o peor, que dejando la puerta abierta se metiera algún ente
que luego —de verdad— no los dejara dormir jalándoles la cobija. Antes había
mucha inocencia infantil pero como dije, todo es sugestión y don “Yorch” sabía
cómo inyectarla, él siempre se despedía con su famoso y acostumbrado “muy
buenas noches” lo macaneado es que nadie iba a tener buenas noches luego de
oírlo.
Desde pequeña he sido
testigo de cosas raras y creo que eso mismo me ha hecho más fuerte y valiente
porque al menos si hay algo que no soporto es a la gente miedosa, hay cosas con
las que no se debe jugar y otras que no hay que hacerles caso pero tampoco
creer en todo porque es una forma de darle poder a la creencia y como vuelvo a
decir, la sugestión es cosa seria, la mente puede ser un laberinto que atrape
al individuo y mejor como dice un dicho “machete estate en tu vaina.”
Mi abuela materna por
ejemplo, mi viejita linda era una mujer valiente en todos los sentidos porque
desde pequeña experimentó cosas raras pero ella en vez de volverse más miedosa
cada vez hizo lo contrario, era una mujer de hierro, con sentimientos para unas
cosas pero dura para otras, cosa que sus hijos no heredaron. Ella era una niña
cuando conoció al Cadejo en las llanuras de Comayagua, lo vio, lo sintió porque
cuando caminaba y apareció la rozó pero sin hacerle nada, pero años antes de eso sus propios padres
tuvieron un final extraño en la mejor y más próspera etapa, de hecho se cree
que de él (el papá de ella) habían cosas raras que lo rodeaban pero son asuntos que
prefiero no saber aunque me digan que la muerte de su esposa lo llevó a la
tumba también. De la zona norte se cuentan muchas cosas y a mí me encantaba
escucharla: que si la bola de fuego que cruzaba los bananales, que si la enorme
chancha que se paseaba entre las matas, apariciones por aquí y otras por allá o
lo que le pasó a un primo por andarse burlando de una difunta que lo aventó de
una hamaca con tal fuerza que no sólo voló por los aires cayendo adentro de la
casa sino que lo dejó en shock por no sé cuánto tiempo, o a mí misma que una
vez bañaba una nena en la casa de un tío y poco antes de terminar escuché con
claridad unos pasos sobre la madera que se acercaban a mí, eran pasos
apresurados como de alguien descalzo, sentí claramente la presencia detrás de
mí y al girarme, no había nada o al menos no vi nada pero no dudo del suceso ya
que una tía (la dueña de la casa) tenía unos meses de muerta, en fin, creo que tanto fue la experiencia también de mi abuela a lo largo de su vida que luego se
terminó acostumbrando y eso pasó a formar parte de la cotidianidad o sea que no
sentía ni frío ni calor ni siquiera cuando una o dos veces estando sola mi
abuelo (ya muerto) le apareció, incluso poco antes de morir ella decía verlo pero no vengo a entrar en las historias
familiares ni en las mías propias, esto fue algo que nada más quise compartir
tocando el tema de este artículo.
Como muchos compatriotas
yo también apoyo y secundo la petición de don Jorge en que el día 9 de Septiembre
de cada año se conmemore como el Día del Folklore Hondureño o Nacional y que al
menos ese día en los 18 Departamentos del país se revivan las tradiciones, tanto en
centros educativos como en las ciudades, pueblos y hasta en la más recóndita
aldea porque cada uno tiene mucho que contar y mostrar, yo soy materia
dispuesta para lo que se les ofrezca, pueden escribirme a: itxabustillo@hotmail.com si con mi presencia y colaboración les
sirvo de algo. Creo que don Jorge dejó más escritos por publicar, es necesario
que se impriman y que no se queden engavetados, a sus hijos les insto a continuar
con fervor la herencia de su padre. Así que espero que en el Congreso Nacional
se pongan pilas para decretar lo que se quiere para el 9 de Septiembre aunque
sea como homenaje póstumo porque como decía el mismo don Jorge “En vida, los
homenajes deben hacerse en vida no cuando el individuo está palmado” pero con
esto creo que si estaría satisfecho y caramba señores políticos nada les cuesta
hacer algo por la cultura si en verdad les importa, alguien irremplazable se
fue, nada les cuesta cumplir su última voluntad, es lo menos que pueden hacer.
Y para terminar con el
permiso y respeto a la fuente cito palabras del mismo escritor de uno de sus
artículos:
“Que
bonito que en vida se reconozcan el esfuerzo de los hondureños que nos
dedicamos a la cultura, a engrandecerla, a que permanezcan en la mente y el
corazón de todos los hondureños. (…)
Y no
me detengo, sigo escribiendo libros, acabo de escribir “Mi pequeño libro de
Cuentos y Leyendas de Honduras”, una leyenda de cada departamento 18 en total
(…) Mientras Dios me tenga con vida seguiré escribiendo, ese es mi oficio, no
tengo otro que me llame tanto la atención.”
Decía un reconocido
periodista en el sepelio de don Jorge que quien contará ahora la leyenda, que
quien contaría sobre él, quien contará que “el día jueves 8 de Febrero a las
dos de la tarde en la colonia tal entregaba su alma…” realmente fue triste y
duro escucharlo pero dijo la verdad, él nos dejó en cuerpo pero lo que fue no
debe morir y depende de cada uno de nosotros como hondureños, crecidos con los
famosos cuentos y leyendas y admirando una figura como lo fue don Jorge, que su
legado no caiga en el olvido ni se pierda jamás. Ni modo, a pasar la página e
iniciar un nuevo capítulo a pesar de esa ausencia pero que sea esa página donde
se comience a escribir recordando el hombre que fue Jorge Montenegro, alguien
que supera los cuentos y leyendas, un hombre que también tiene su propia historia.
http://itxabustillo.wix.com/itxabustillo
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