“ (…) y además robaron mi copyright” dijo la autora de “The Joy of Cooking” cuando vemos su escena en la famosa película “Julie y Julia” acusando a la editorial que la publicó y a la que además ella le pagó una fuerte suma por dicha publicación que resultó ser una “timada” como lo dijo. Ficción o no, el diálogo del guión estuvo bueno y algo para aprender.
No sé si soy la única que debe
hablar abiertamente de este tema en repetidas veces pero este es el cuento de
nunca acabar y en caso de “violentar la originalidad” pienso que ya va siendo
hora en la que se les debe “socar las tuercas” a ciertas personas que incurren
con descaro en este delito como si fuera una simple transacción bancaria o
pasar la pelota de un lado a otro. Una
demanda por plagio como su nombre lo dice es el procedimiento jurídico que se
entabla por parte del afectado contra quien le copió una obra sea total o parcial,
violentando así sus derechos de autor y propiedad intelectual.
Vale aclarar que no es lo mismo
a que determinado autor que has seguido te inspire a escribir tratando de
imitar lo que ha hecho, son varios
escritores que reconocen y dicen quiénes son sus autores favoritos y las
lecturas que los llevaron a crear sus historias. (Uno de los más imitados en
fantasía es Tolkien y su Tierra Media) Es como una cadena que va abriendo una
brecha entre un autor consagrado a otro que inicia, teniendo como desventaja el
simple hecho de “una imitación” sea de trama, estilo y narrativa porque no hay
quien falte y comience a comparar y luego no te quejes ni te ofendas si te
dicen, “escribes igual a…” o “esta historia se parece a…”
Pero volviendo al tema, como es un artículo algo extenso te sugiero que lo leas bien sentadito(a) y mires los puntos de vista que expongo.
Como
sabrán una de las últimas noticias de la farándula apunta a la demanda por
supuesto plagio contra una pareja de cantantes y una de estas personas ya antes
se le había mencionado por parte de otra también por plagio, (de hecho según se
dice parece tener un historial de canciones plagiadas.) La demanda corre y si
está admitida pues los señalados no tienen otra opción que responder dentro de
determinado plazo si ya están notificados, luego de sabrá si se da lugar a lo
dicho por las partes afectadas y quien tiene o no la razón.
No es un tema nada nuevo cuando
al igual que la piratería parece también deporte, hace unos años escribí una
entrada sobre esto debido a un dime y diretes que se tenían las fans de cierta
saga con la de una famosa trilogía y las pedradas comenzaron a lanzarse sin
importar a dónde fueran a caer. Esto me hizo escribir esa entrada y a su vez
porque también fui afectada con respecto al tema, no porque yo estaba de parte
de unas y en contra de otras, sólo me limité a ser espectadora sino porque a mí
también –como escritora- me habían copiado algunas cosas y fue algo que me
indignó en su momento. Lo dije como es mi derecho y allá si alguien inteligente
lo dedujo, lo que no me imaginé es que fuera una brecha para que siguieran
haciéndolo y de manera descarada.
Si quieres leer el post títulado "Original o Copia" click aquí
Y es que no se necesita hacer
una copia total y de manera descarada, con sólo hacerlo parcialmente y con tantas “casualidades” que se convierten
entonces en similitudes es más que suficiente para que quien se sienta afectado
pueda proceder como mejor le parezca, simple y sencillamente por el hecho
de que otra persona sacó provecho de su trabajo lucrándose y sin siquiera haber
dado los créditos.
En la tercera edición de la
revista Letras Prohibidas escribí un interesante artículo sobre lo que sucede
con el Copyright y lo fácil que es faltar al respeto pero también la penalización
del mismo según las leyes cuando se da lugar por tres simples pasos:
1. Haciendo un uso comercial de la obra ajena
y su contenido (copiada) por segundas y terceras personas. (En este caso el
que copia (escritor) y quien respalda la obra (editorial)
2. No respetar la integridad de la obra original
existente haciendo sus variantes. (Esto es tomar la idea y hacerle los
cambios para presentarla como propia)
3. No reconocer la autoría original ni dar
créditos porque también es delito y otra manera de violar los derechos de
autor.
Si no se respetan estos tres
primeros pasos y peor si se comprueba la falta, el autor intelectual de la obra
literaria o artística o dueño de alguna patente si ha sido afectado está en su
derecho de actuar y llevar el caso a cualquier tribunal.
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Nota:
Insisto y ustedes mismos pueden informarse; esto es con respecto a “obra
literaria” o sea un libro publicado y no fic, el fan fic se desestima y no da lugar a demandas
por ser obras derivadas. Un autor afectado puede demandar a quien haga un fic
pero quien lo escribe no puede demandar por un “plagio” a nadie porque él mismo
está cometiendo ese delito. El autor de un fic que luego lo toma y lo hace
libro para venderlo puede meterse en un lío por ser el primero en violentar los
derechos de autor, así que no es ejemplo ni para decir “pío” (tomen nota)
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En otro post hablé sobre lo que
es la copia de lo que se conoce como fan fic, ( lee el post “Y hablando de
adaptaciones” aquí ) teniendo que haberlo aclarado debido a un suceso que me afectó
directamente hace un tiempo atrás en un grupo de fb en donde hasta me señalaron
de apropiarme de una idea, pues no, no me le apropié porque la que escribió lo
sabía, yo le di créditos que ni siquiera agradeció y para colmo -y en venganza-
si me copia descaradamente a mí sin notificarme nada y ese fue el detonante para que
yo entonces decidiera seguir escribiendo la historia y vender también así como ella lo hacía. Su intención de “desplazar”
lo que yo había hecho la llevó a dar otro paso hasta que llegó el momento de sacarlo
en cara de la peor manera. No es lo mismo escribir un fic basado en no sé qué
(idea original) a que luego se tome la “referencia” y volverlo “libro” de
autoría propia cuando ha sido tomado de un trabajo ya existente y que para
colmo no es de dominio público. Una cosa
es entrenarse como “cuenta historias” y no con ideas propias sino basados en
otros trabajos bajo un punto personal y otro asunto muy diferente es tomar
dicha historia, hacer los cambios y sacar provecho, por si todavía no les
termina de caer la moneda hasta el fondo esto si es un delito. (No por nada
cierta autora hasta se borró ella y el escrito del sitio fan fiction) Es por eso
que muchos autores de renombre están en contra del fan fic llegando a prohibir
que se hagan -basadas en cualquiera de sus obras- esta clase de “escritura
pasatiempo” solicitando no hacerlo y advirtiendo con proceder de manera legal
contra quien sea si llega material de este tipo a su conocimiento ni aunque sea
gratuito.
¿Quieren un mejor ejemplo más
gráfico? Aquí va:
Supongamos que Steve Johnson es un autor consagrado en
suspenso policíaco en el que su protagonista Anthony Morgan lleva a los lectores por los mejores casos y aventuras y tanto gusta que saltan fan fics de su serie del detective
Morgan. Pedro Pérez es uno de ellos
que escribe un fic en la red inspirado en las historias de su autor favorito,
pero no sólo escribe de él, a Pedrito también le encanta sumergirse en giros
propios que le da a los caballeros del Zodiaco, serie de la que es fanático
hasta los tuétanos. No pasa nada si él sigue compartiendo lo que escribe por
mera diversión pero un día a Pedrito lo instan sus amigos a escribir de manera
más profesional y basarse en lo que escribe sea del autor Steve en su serie
policial o de los caballeros o por qué no y combinar las dos cosas, sería bueno
ver a Seiya como detective ayudando a la joven Saori a resolver un caso
enredado y así Pedrito se pone manos a la obra haciendo los cambios de algo que
ya había escrito –y compartido en la red- y finaliza según él su primer libro
como profesional (ya no como fic.) El caso es que comienza a lloverle tanto
críticas buenas como malas y los lectores hacen de las suyas, comparan lo que
ha hecho, lo acusan de plagio y los fanáticos -especialmente del autor- están
que arden porque Pedrito está sacando provecho a costa de otra persona y su
trabajo. ¿Creen que podría salvarse de una demanda? Y no es que él haya puesto
a su prota en un santuario, bueno más bien su santuario era su modesto
apartamento en el último piso de un edificio y no es que la chica era la mera
diosa Atena pero si padecía de cosas extrañas que podía saberlas únicamente a
través de un profesional porque se le había metido en la cabeza que podía ser
la reencarnación de alguien. Para colmo utiliza las mismas locaciones que usó
el autor del libro, casi su misma trama, frases y métodos para resolver los casos
y hasta los mismos gustos de Morgan en cuanto a comida, películas, música y
también hasta con amigos del detective que Pedrito aprovechó para personalizar
a Hyoga, Shiryu y Shun, (obvio con otros nombres) haciendo que la obra de esta
persona fuera entre un 30 y 40 % de él y el resto una clara mezcla del libro de
Steve y del manga de Kurumada. Así que a Pedrito no le queda de otra que
reconocer lo que ha hecho y rogarle a todos los santos que no lo vayan a
procesar porque se las va a ver tile, él puede ser demandado por lo que hizo
pero él no podrá actuar contra nadie que saque alguna referencia de su fic
sencillamente porque no tiene la autoridad “moral” para hacerlo porque para
desgracia es una persona que ha nacido escribiendo como pasatiempo basándose en
otras historias y no es ejemplo para decirle a otro que no haga lo mismo de sus
obras. ¿Se entiende la metáfora? Mediten en esto. No se trata de estar en
contra de quienes escriben fics pero si de quienes luego le dan vuelta a la
tortilla saludando con sombrero ajeno.
(Si quieres leer un artículo
sobre la falta de ideas, lee la quinta edición de la revista Letras Prohibidas )
Una demanda por plagios y violaciones del Copyright y
la propiedad intelectual habiendo pruebas puede entablarse incluso de manera
internacional. Uno de los casos
sonados fue hacia el escritor Dan Brown cuando publicó su Código Da Vinci ya
que se dice que un par de escritores encontraron “las referencias de sus obras”
en el libro de Brown por lo que la demanda se entabló iniciando así un juicio
que para colmo de ellos absolvió al escritor del delito del plagio por algo muy
peculiar, obligando más bien a los demandantes a pagarle una fuerte suma de
dinero por los daños y perjuicios que le ocasionaron al escritor a manera de
indemnizarlo. ¿Qué hizo que Brown ganara la demanda? Sencillamente el que diera
los créditos a los que todavía osan demandarlo. (El paso 3 que mencioné arriba ↑) El autor no se
guardó nada y había dicho de dónde se informó de algunas cosas que necesitaba
para su libro, si tenía la autorización de estas personas o no, eso no lo dicen
el caso está que el juez no dio lugar a las acusaciones y dictó sentencia a
favor de Brown. En otras palabras los otros fueron por lana y volvieron
trasquilados.
Es curioso ver como muchos autores se valen de marcas,
nombres de artistas y su imagen, canciones, películas y tantas otras cosas sin
siquiera dar el crédito al final del libro o del vídeo, por si no se
dan cuenta están cometiendo una infracción porque nada de lo que mencionan
o se ve está libre de derechos, ¿o es que acaso creen que por ejemplo Peter
Jackson llevó al cine los libros de Tolkien sólo porque le dio su regalada
gana? Claro que no, él tuvo que tener la autorización de la familia y herederos
del escritor. Simplemente el apellido Tolkien no es dominio público no digamos
sus obras y no es porque ya dentro de algunos años se cumplirá el centenario de
la publicación de El Hobbit sino porque el mismo autor tampoco llega a tener
los cien años de muerto así que si la familia dice “no” a futuras producciones
cinematográficas al él no le queda más que obedecer.
Como alguien que conoce de
adaptaciones te aconsejo siempre dar el crédito a lo que hagas, no importa si
la trama que escribas es otra o simplemente varía, NO ES TU IDEA y por lo tanto
debes reconocer la verdadera fuente. Yo tengo escrito como hobby dos: una
basada en una película y otra en un vídeo juego, en ambos casos NO SON
HISTORIAS MÍAS NI DE DOMINIO PÚBLICO (aunque las narre con mi propia voz) por
lo tanto mi deber es citar su fuente de origen (título original y autores) y
que su lectura sea completamente gratuita. Respetando
el trabajo ajeno me respeto yo misma porque en ningún momento estoy
infringiendo la ley. Si yo no falto el respeto espero que tampoco me lo
falten a mí porque no es justo y si me lo faltan también estoy en mi derecho de
contraatacar y hasta devolver el golpe.
Hace poco mencioné un caso que
también me afecta de manera indirecta y es el haber otro libro con ideas y
trama similar a uno en el que yo participé en el 2015 porque definitivamente
hay cosas que ya no son casualidades sino la
apropiación de una idea hasta con personajes parecidos y las mismas locaciones.
Cuando hay tantas similitudes esto no da lugar ni al beneficio de la duda,
así que piénsenlo muy bien la próxima vez que quieran copiar si no se quieren
ver envueltos en un lío legal que aunque se gana o se pierda igual no deja de
ser un dolor de cabeza para todos los involucrados. Como escritor que te sirves
de cualquier cosa que te ayude a formar la trama de tu libro estás obligado a dar los créditos, sea
una canción, sea el nombre del cantante o actor, sea por la idea que te dio una
película, sea una marca o tienda comercial, sea por alguna leyenda de folklore
popular e incluso sea la frase de cualquier otro autor sea clásico o
contemporáneo o simplemente la mera mención de un nombre que no es dominio
público tu deber es dar ese crédito y la
fuente de tu referencia y no presumir ni pretender intelectualidad como
sucede con algunos escritores porque no habiendo esto de por medio estás dando
lugar a una futura demanda.
Como persona natural que ha
conocido este tipo de cosas y términos jurídicos y que para colmo lleva más de
un año aprendiendo las “jergas” judiciales que ya me tienen china, me ha
ayudado a empaparme de algunas cosas, aún más de lo que ya tenía conocimiento. Así que siguiendo el ejemplo de estos autores
que prohíben fics de sus obras siento que deberé hacer lo mismo, no por fics
sino porque ya lo hacen –con descaro- directamente de mis libros (existentes y
publicados) y eso es un delito más grave que violenta mi propiedad intelectual.
Una denuncia y luego una demanda por obra literaria copiada de otra (no de fic)
y para colmo muy recién publicada y con pruebas de por medio puede llegar a ser
admitida a través de un despacho jurídico y luego a través de un juzgado
competente citando a las partes a comparecer en una o varias audiencias.
(Quiero aclarar que las fechas de publicación son importantes y tomadas como
pruebas al momento de comprobar la originalidad)
En mi caso me gusta dar los
créditos correspondientes y quienes me leen lo saben pero para colmo a mí no me
piden permiso ni me participan cuando algo de mis escritos les llama la
atención (salvo este libro del 2015) y en el caso, así como sucede con los
cantantes que mencioné al principio yo también podría actuar –y con pruebas-
por algo tan simple que no es sólo la variante de una oración -como dicen que sucede con la canción
plagiada- sino como ideas y frases compuestas, locaciones y personajes, detalles de mis libros
existentes (en el caso del derecho intelectual de autor) y agregar al combo una
demanda por difamación (por ataque, señalamientos, humillaciones (bullying) y
hasta amenazas) lo que se sumaría como daños y perjuicios, psicológico y
emocional que da lugar también a una indemnización en calidad de multa y al
menos acá son delitos, que aunque sean comunes pueden ser admitidos por el
agravio verbal hecho, en un juzgado civil o dependiendo del caso pasa a lo
penal. ¿Pueden entender que esto no es un juego? Si algunas cosas te hacen
gracia puede ser que alguien te demuestre lo gracioso que puede ser y después
del trueno el “ay” no se vale.
Agradezco a los profesionales
del derecho a los que he recurrido por mera información y que me han instruido
en el asunto instándome a prepararme, así como a no callarme en el más mínimo
indicio que pueda afectarme como persona natural y profesional de las letras.
Con este artículo quiero dejar claro que no permitiré otra copia parcial de
nada, (ni ideas, ni frases, ni personajes, ni nada) y estaré presta a darme
cuenta por mí misma quien lo haga tomando nota de todas las similitudes que
pueda encontrar. Yo no me inicié en fics, yo no tomé ideas existentes
publicadas en televisión para crear otras y sacar provecho comercial. Un fan
fic debe quedarse así por lo que ya trae arrastrando, una adaptación de un fic
NO es delito pero adaptar el fic como obra propia basada en otra SÍ. Una
adaptación de X historia que no es dominio público NO es delito siempre y
cuando se publique de manera gratuita y se den los créditos, si se vende SÍ
infringe la ley y lo derechos de propiedad intelectual. Toda adaptación de un
libro sin autorización que luego se venda, viola los derechos de autor y toda
copia sea total o parcial derivada de otra obra literaria ya publicada y que no
sea dominio público se considera plagio dándole al individuo el derecho para
actuar conforme a la ley.
Así que aquí va mi política de
autor:
“Como escritora y autora de
varios libros en diferentes géneros me halaga y llena de alegría tenerte como
lector y el que le des una oportunidad a mi trabajo, si lees, calificas, reseñas,
compartes y promueves te lo agradeceré con el alma pero como escritora y autora
también me veo en la necesidad de pedirte seas lector, escritor novato o
escritor auto-publicado o de editorial que te abstengas de plagiar y hacer
derivados de mis libros. No copies NADA ni hagas adaptaciones de mis obras
literarias que nos lleve a un problema personal y legal haciéndonos pasar un
incómodo proceso judicial. Todas mis obras así como mi nombre son una marca y
están registradas bajo los derechos de autor y propiedad intelectual tanto en
Honduras como también en Safe Creative en España. Benito Juárez decía “El
respeto al derecho ajeno es la paz” y de la manera más respetuosa te solicito
también respeto y evitarnos momentos incómodos. Si algo de mis libros llama tu
atención y deseas tomar referencia por favor házmelo saber y dialoguemos.
Muchas gracias por la atención.”
Espero que este artículo te haga reflexionar.